Aventura polaca: El Viaje del Caos

La sorpresa general ha sido que al final todo salió bien. Pero un momento que parecía que todo nos salía rana.

El viaje empezó sin pega. En el tren a Varsovia fuimos con un mejicano que nos contó su vida más reciente y a la cual otorgamos un 26% de veracidad. Pues macho, el pavo era un cremas.

En Varsovia un poloco nos ayudó a enterarnos bien de los horarios. Lo gracioso es que fuimos a cenar a un kebab donde había la ostia de plocos con muy mala pinta. De repente estaba con ellos el que nos había ayudado, y nos dijo que eran polis (nos enseñó la placa y todo) y que en caso de movida en el tren que les buscásemos. Lo que faltaba de ver la polocada en la policía.

En Zakopane piyamos un autobús que te dejaba en la frontera. La frontera con Eslovaquia era un puto puente con una bandera a cada lado y ni un alma. Vaya sitio. Y aquí comenzó el caos.

Resulta que nadie sabía exactamente dónde estaba Jasná, la estación donde debíamos ir. Tomas me había dicho que desde la frontera hasta donde fuero ellos había 20 mins en taxi-bus y que salía barato. y alguien había dicho que íbamos al mismo sitio que ellos. Mentira, y de las gordas. El sitio estaba cerca de Castroculo y estuvimos cerca de hora y veinte. La gracia no nos salió muy cara porque íbamos unos cuantos. Yo pensaba que el pavo nos estaba timando y me estaba poniendo super-sayan, el taxista estaba también apurado viendo que nos íbamos mosqueando poco a poco.

Al final nos dejó en el hotel que le habíamos dicho. Pero había Mercedes, Audis y BMWs en la puerta, además de una iguana en la recepción. Y segunda cagada.

Habíamos cogido otro nombre. Al final, después de llamar a Diego nos instalamos definitivamente.

Nos hemos juntado los más cánceres haciendo snow. Sólo había que ver las montoneras que montábamos al bajar del telesilla. Je je. Es que era para vernos.